La jornada organizada por Paz y Bien en el IAAP puso de manifiesto la evolución en la atención residencial a menores tutelados, las necesidades de estas niñas y niños una vez cumplen la mayoría de edad, así como los programas complementarios a los centros de protección y el mucho trabajo que queda por hacer con la ayuda de las administraciones y empresas privadas.

El 5 de noviembre el salón de actos del Instituto Andaluz de Administración Pública acogió la jornada técnica ‘Evolución de la atención residencial a menores tutelados en Andalucía’, una cita que arrancó con las intervenciones de  la presidenta de la Asociación Paz y Bien, Pepa Romero, el secretario general del IAAP, Pablo Fanegas de Villar, y el delegado territorial de Educación, Deporte, Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, Joaquín Pérez Blanes. En este sentido, Pérez Blanes nos dejó una frase muy cercana y real sobre la situación de los menores tutelados en Andalucía y sus derechos, cuando aseguró que desde la administración “debemos trabajar con los menores, sean nacionales o extranjeros”.

La ponencia marco de esta jornada corrió a cargo de María José Gutiérrez, jefa del servicio de protección de menores de la Delegación Territorial de Sevilla, quien trasladó a la perfección esa evolución del sistema de protección en Andalucía centrándose en el acogimiento residencial. La trascendencia de la Ley del menor de 1998, la importancia de trabajar con la familia cuando el menor es retirado y las demás esferas que afectan la estabilidad de los niños y niñas fueron algunas de las cuestiones planteadas por Gutiérrez en esta ponencia, en la que también reflejó que de los 5.231 tutelados en Andalucía, 2.600 están en acogimiento residencial, destacando mayor presencia de niños.

Tras la ponencia marco, sucedieron las cuatro mesas en las que se trataron aspectos muy interesantes y que invitan a reflexionar sobre el modelo de atención, el papel de las diferentes entes públicas y privadas colaboradoras, así como los programas de acompañamiento en las diferentes etapas del menor y cuando cumple la mayoría de edad. Unas mesas que cerraron con los testimonios en primera persona de jóvenes que han pasado por estos servicios, quienes acercaron a los asistentes a la realidad a la que se enfrentaron, donde la falta de madurez y la falta de apoyos debe estar acompañada por programas específicos de mayor duración y solidez.