Francesco Garcea llegó a la Asociación Paz y Bien un mes de septiembre del año 2012. Venía desde Italia para instalarse en Sevilla y se puso a buscar opciones para cooperar como voluntario en el ámbito de la discapacidad. Así dio con nuestra entidad, la cual, en la persona de María del Mar Santoyo, le abrió las puertas de par en par. Dos años después, Francesco sigue siendo voluntario y nos cuenta su historia.

¿Cómo comienza tu andadura en Paz y Bien?

Después de visitar varias organizaciones di con la asociación que me acogió muy bien y con atención. Tras ver las opciones, ambos decidimos apoyar el trabajo en la vivienda tutelada ‘Estela’, aquella donde vive el grupo de personas con mayor autonomía. María del Mar me llevó una tarde de octubre y desde entonces estuve yendo una vez a la semana para apoyar a las personas en el uso del ordenador y las tecnologías de la información y comunicación en general, así como para fortalecer su formación para la inserción laboral.

¿En qué proyectos te encuentras ahora mismo sumergido?

Actualmente estamos intentando poner en marcha un proyecto piloto para capacitar a las personas de las viviendas tuteladas en un mejor y mayor uso de las tecnologías de la información y comunicación para su autonomía y desarrollo personal, social y laboral. Es un campo en gran parte nuevo y que puede abrir muchísimas oportunidades.

¿Qué es lo que más te gusta del trabajo que se realiza aquí?

La apertura hacía nuevas ideas y la capacidad de escuchar.

¿Qué diferencias hay entre la prestación de estos servicios en la asociación con respecto a otros países como, por ejemplo, Italia?

Con respecto a mi país, Italia, creo que la prestación de servicios está organizada de forma menos centralizada, basándose más en pequeñas asociaciones y sobre todo cooperativas sociales, una fórmula jurídica que es bastante peculiar de mi país y que ha promovido una fuerte innovación en los servicios y en la forma de prestarlos, permitiendo que sean a menudo más flexibles y adaptables. No todo funciona bien, pero en general ha sido una innovación muy positiva para el conjunto del sector que se ocupa de la discapacidad.

¿Con qué tres palabras definirías a la asociación?

En mi experiencia con el servicio de viviendas tuteladas diría que es innovador, abierto y en continua transformación. En una palabra, ¡me gusta!