Texto: María Matos y Andrea Ramírez

500 metros, no son nada…

¿Qué son 500 metros ante toda una vida?

Vamos caminando a diario, sin tener en cuenta que cada paso que damos cuenta; que cada sendero que elegimos nos lleva a un destino u otro…Dicen que el movimiento se demuestra andando y eso, es lo que este grupo ha demostrado a lo largo de esta semana.

Cuatro etapas, doce personas y un objetivo claro: demostrar de qué somos capaces.

Nuestro Camino comenzó en Santiago, rumbo a Fisterra, también llamado el Fin de la Tierra.

Tramo menos transitado, lo cual no hizo otra cosa que aumentar nuestras ganas de superación.

Día a día, nuestros chicos y chicas hicieron frente a la jornada, siempre acompañada de inclemencias meteorológicas que intentaban mermar nuestras fuerzas…pero la constancia y el esfuerzo es una virtud clara y determinante en este grupo. No solo sacaban adelante cada etapa, sino que compartían momentos…

Momentos de reflexión individual y grupal, momentos de risas y de llantos…momentos para comunicar, para conocer y para abrirse a personas desconocidas que siempre les tendían la mano y, en ningún instante, les permitieron sentirse solos.

Si cerramos los ojos, aún podemos sentir el apoyo mutuo, los valores compartidos y la promesa implícita de nunca abandonar al compañero o compañera, de ser partícipes de una experiencia que nos hace valorar quiénes somos realmente y sobre todo, de que somos aquellos que deseamos ser, que no hay objetivo ni meta que se nos resista, que somos capaces de todo…siempre con actitud positiva, siempre mirando al frente…

Toda una vida de aprendizajes, de experiencias… una carrera de fondo, donde cada cual realza sus capacidades y las muestra al mundo.

Un camino en el que seguiremos demostrando, una vez más, que 500 metros no son nada…siempre en la compañía adecuada.

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