Cati, nuestra Cati.
Se fue el pasado 16 de septiembre sin avisarnos, pues un fulminante infarto partió su corazón en cuestión de minutos, sin antes haber presentado alguna sintomatología que nos hubiera hecho pensar en tal desenlace.
Tras pasar un estupendo mes de agosto en la playa, junto a su hermana Rita, se incorporó contenta, llegando a manifestar horas antes de tal fatídico día lo a gusto que se encontraba con nosotros.
Cati, que se ha marchado a la edad de 50 años, entró a los 17 años en la residencia de Santiponce cuando aún se estaban ocupando las primeras camas. Muy salamera ella, viva como nadie, inquieta como ninguna, entró por nuestras puertas de la mano de su abuelo, que con su gabardina y su maletín era toda una institución en el barrio de Torreblanca de donde procedía.
Nada más y nada menos que 33 años junto a su otra familia, la familia de Paz y Bien. Pues Cati ha sido y será muy querida por sus compañeros, unos compañeros con los que disfrutaba, con los que se divertía y con quienes compartió miles de momentos para el recuerdo. Ha sido una persona que ha dejado huella por donde iba.
Nos dejas tristes pero a la vez con una pequeña sonrisa tras tu última hazaña, una hazaña que ha demostrado lo lista que eras, pues aunque te fuiste deprisa te has marchado “DANDO VIDA A OTRAS PERSONAS”.
Sabes que te recordaremos siempre. Ahora te toca cuidar de todos desde el lugar tan maravilloso donde quieras que estés.
Todo nuestro cariño, amiga.