“Caminante no hay camino, se hace camino al andar”. No hay mejor frase que refleje el paso de la Asociación Paz y Bien por Alcalá de Guadaíra. Un paso que no quedará en el olvido de las personas que nos han acompañado a lo largo de estos 30 años en la ciudad del pan, ni tampoco de los presentes en el acto que celebramos ayer en el Gutiérrez de Alba. Un teatro que ya ha sido testigo de muchos momentos mágicos de esta entidad, pero que quiso ser partícipe una vez más de las capacidades y solidaridad de un grupo de personas que caminan con paso firme hacia delante, siendo cada zancada una demostración más de inclusión en la sociedad.

El compás de la música y una luz tenue marcaron el inicio de un acto preparado con especial cariño, pues entre el público asistente se encontraban la alcaldesa de Alcalá, Ana Isabel Jiménez, el director general de personas con discapacidad, Gonzalo Rivas, la delegada territorial de igualdad y políticas sociales, María Ángeles Ferreiro, y un montón de amigas, amigos y conocidos de otras asociaciones e instituciones con las que Paz y Bien mantiene una estrecha relación. Bueno, y por supuesto, los artífices directos de nuestros logros en Alcalá que no son otros que  los profesionales de los servicios, las personas usuarias y sus familiares.

Arrancó el acto y Paco Marín, bailarín del grupo de Danzaterapia, proyectó con sus movimientos la percusión con la que nos adentramos en la labor de la asociación en esta ciudad, todo bajo la conducción de un narrador y unos presentadores que dieron paso a una realidad: la inclusión de las personas en cualquier escenario, incluido el de la propia vida. ‘Caminante no hay camino’, representación a cargo de Miguel Ángel Calero, educador de nuestros servicios en Alcalá, y personas usuarias de nuestros centros de discapacidad y atención a la infancia, puso al público en pie. Un público que fue testigo en ese instante de la sensibilidad con la que esta asociación “hace el camino” con las personas. Un recorrido largo, duro, pero que ha visto frutos tras años de esfuerzo. Así lo hemos visto a lo largo de estos años con nuestra participación en la reforma psiquiátrica de Andalucía, en el fomento de escuelas taller de los que salieron numerosos trabajadores y trabajadoras, con el primer plan de ordenación del sector, la colaboración en la reforma penitenciaria o nuestra inmersión en atención a la infancia y juventud, entre otros.

La voz entrecortada de Pepa Romero, presidenta de Paz y Bien, denotó la humanidad de todos los que conforman esta entidad. Emocionada tras una calurosa presentación manifestó su agradecimiento a todos los que han formado parte de nuestros proyectos en esta localidad. “Son 30 años en la ciudad de la solidaridad. Hoy día podemos decir que todos, incluidas las personas de Paz y Bien en Alcalá, somos ciudadanos de pleno derecho”, concluyó, mientras dio paso a una proyección audiovisual donde se vio la labor de Paz y Bien desde su llegada a Alcalá en 1987.

A continuación vinieron las intervenciones de dos personas muy “culpables” del crecimiento y desarrollo en Alcalá, Rafael Pozo, fundador de Paz y Bien, y Manuel Romero, vicepresidente segundo de la asociación. Ambos, junto con Pepa Romero, entregaron los reconocimientos a diferentes personas y autoridades que nos han acompañado a lo largo de estos 30 años, como Amalia Gómez, presidenta de Cruz Roja Sevilla, Aurora Atoche, ex delegada del Ayuntamiento de Sevilla, los doctores José Benito Pérez y Matilde Blanco, el periódico La Voz de Alcalá, el Cuerpo Nacional de Policía de Alcalá, una familia colaboradora de la asociación, y la alcaldesa Ana Isabel Jiménez, quien recogió la ‘Escultura Humanista’, máxima distinción de la entidad que representa el valor y capacidades de las personas.

Paz y Bien cumple 30 años de ilusiones y sonrisas, y la ciudad de Alcalá de Guadaíra forma parte desde ayer de unos de estos momentos que quedarán guardados para siempre en el baúl de cosas bonitas e imprescindibles de la vida. Porque creímos, creemos y creeremos en las PERSONAS.

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