Texto: Juanma Fernández Carranza
Psicólogo del centro de menores ‘Los Olivos’
Desde mi comienzo en esta andadura del tortuoso trabajo con menores allá por 2007 y sobre todo como técnico, pocas satisfacciones más grandes he tenido como la actual en el proceso de re-inserción familiar de dos de nuestras niñas a su localidad natal y con sus padres biológicos.
Ellas llevan con nosotros muchos años y al mirar atrás recuerdas cómo sus rostros han ido cambiando de forma vertiginosa y, sobre todo, cómo han podido aprender un sinfín de nuevas dinámicas y que tú y tus compañeros habéis sido parte importante de su vida. Como técnico es gratificante realizar todos los pasos protocolarios necesarios para que todo llegue a buen puerto, pero sin duda, si tuviera que escoger, me quedaría con las experiencias como educador que pude tener hace años, como diría aquel “las que se hacen directamente en el campo de batalla”.
En este proceso particular ha sido determinante el trabajo con el Equipo de Tratamiento Familiar (ETF) de su localidad, además de la tenacidad de la directora del Centro, Milagros Jáuregui (acompañando a ellas y a su familia desde el primer día con nosotros). En este proceso hemos podido encontrar muchos profesionales volcados con las familias que más lo necesitan y cómo todos los esfuerzos en ocasiones son pocos para conseguir lo que algunos ven imposible… volver a casa.
En el centro me he podido ver reflejado en cuanto a las metas, algunas veces idílicas, que nos marcamos. Sin embargo, con entereza, nos golpeamos contra el suelo frío y rígido de la realidad una y otra vez, por lo que con lo que tenemos en la mesa debemos construir todo un proceso con la esperanza de conseguir esa meta tan ansiada.
El pistoletazo de salida sin duda es el esfuerzo que en este caso particular han realizado los padres, pudiendo ‘re-invertarse’ con pocos medios y sacar de sí mismos lo mejor para que tarde o temprano sus hijas pudieran volver a casa. Ha sido un trabajo sin prisas, pero sin pausas, donde los frutos se están recogiendo ahora, tanto por ellos como por nosotros.
Una casa que como técnicos que somos hemos visitado y, por supuesto, donde nos hemos sentido como uno más de la familia, compartiendo confidencias y aspectos muy personales que, sin duda, correrían en beneficio de sus hijas. La coordinación con la familia y el trabajo directo han sido las claves para la etapa final de esta carrera. Los últimos meses han sido de adaptación, ampliando las salidas al domicilio familiar progresivamente. Así, cada lunes nuestras llamadas eran obligatorias para ver cómo habían ido, confiando plenamente en que lo que los padres nos contaban era toda la verdad, ya que como decimos…de los errores se aprende.
Una de ellas ya se nos fue allá por Navidad y comienza un nuevo reto que quedó aparcado hace unos años cuando entraron en el centro. Su hermana menor está a las puertas aunque el trabajo fue algo más intenso. En constante coordinación con el equipo de menores de la Delegación Territorial de la Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales y el ETF se valoró que la mayor de las hermanas ya estaba preparada, sin embargo, a su hermana menor le quedaban algunos pasos que consolidar para que el éxito en la re-inserción fuera pleno.
En este tiempo en el que la pequeña ha estado sin su hermana en el centro se han desplegado una serie de intervenciones dentro del plano de la psicología apasionantes y cargadas de experiencias. Por un lado, se hicieron las valoraciones oportunas manejando varios materiales testológicos de los que dispone nuestra entidad, con los que se descartaron la presencia de indicadores que pudieran interceder negativamente en el desarrollo evolutivo de la menor y por supuesto en este proceso. Por otro, se estrecharon las coordinaciones con el servicio USMI de Alcalá de Guadaira, poniéndonos en manos de sus profesionales sanitarios para ajustar su comportamiento y su bienestar emocional. Se han llevado a cabo más de una treintena de sesiones individuales en los últimos meses por parte del equipo técnico, en la que se ha trabajado en base a un diseño conductual para la obtención de unos objetivos marcados siempre en su beneficio y como ejemplo del comportamiento que después en casa debe tener. Por último, las intervenciones directas y de manera diaria del equipo de educadores de la casa, Adriana, Ángela y Sandra, junto al trabajador social, Jose Luís León, han sido cruciales para asentar aprendizajes que sin duda, como decimos, le harán mucha falta en su retorno al domicilio con sus padres.
Todas estas intervenciones darán como resultado un trabajo pleno del que creo que podemos estar orgullosos ya que una re-inserción familiar adecuada y elaborada es digna de satisfacción personal. Aunque, como siempre, nuestros menores son los únicos protagonistas de esto.
Siempre recordaremos cuál es y seguirá siendo nuestra función: educar y ejercer una mediación social para todos aquellos menores de nuestra sociedad que lo necesiten.
Os echaremos de menos, pero siempre recordaremos cuál es y seguirá siendo nuestra función: educar y ejercer una mediación social para todos aquellos menores de nuestra sociedad que lo necesiten. Aquí seguiremos dándolo todo por ellos, por sus familias y por nuestra misión en este mundo.
¡Feliz vuelta a casa y a continuar con vuestra experiencia maravillosa!