María del Mar Pageo Giménez es Presidenta de Cruz Roja Española en Andalucía y desde junio de 2019 Vicepresidenta Nacional de la Institución, dos cargos de carácter voluntario. Profesionalmente es médico especialista en Geriatría y Gerontología en el Complejo Hospitalario Torrecárdenas de Almería. Durante más de 30 años ha estado vinculada como voluntaria a Cruz Roja Española, de la que ha sido Vicepresidenta Provincial en Almería desde 2011 y Presidenta provincial desde 2015 hasta 2019. Como Presidenta Autonómica le corresponde la dirección y el impulso de la actividad, velando por el cumplimiento de los objetivos de la Organización.
El principal fin de la entidad es aliviar el sufrimiento ajeno en cualquier circunstancia, ¿cómo se canaliza eso en una situación de guerra?
Cruz Roja tuvo su germen como institución hace 160 años en una batalla: la de Solferino, cuyo drama y barbarie inspiró a nuestro fundador, Henry Dunant, a dar respuesta a las víctimas de las guerras desde la Humanidad y desde la neutralidad e imparcialidad, tres de nuestros siete principios fundamentales. En estos 160 años hemos ido dando respuesta a muchas otras circunstancias de sufrimiento, en las guerras y en los tiempos de paz: ante la pobreza, la soledad, las emergencias, etcétera. Pero siempre hemos estado presentes, a través de nuestro Comité Internacional, en las crisis humanitarias que suponen un conflicto, defendiendo la diplomacia humanitaria y el Derecho Internacional Humanitario. Ahora, también lo seguimos haciendo, tanto en Ucrania como en los países donde se están desplazando las personas afectadas.
¿Qué papel juega Andalucía en solidaridad en el mapa nacional?
Decir que la sociedad andaluza es solidaria no es una frase hecha, ni complaciente. En Andalucía, Cruz Roja cuenta con más de 150.000 personas socias, que nos apoyan económicamente, y con más de 35.000 personas voluntarias, que dedican su tiempo, su esfuerzo y sus conocimientos a los demás de manera totalmente altruista. Lo que no puedo cuantificar en cifras es la pasión que todas esas personas ponen en esa labor, ni los millones de gestos en que se traduce esa solidaridad.
Desde que se declarara el estado de alarma por la pandemia, ¿cómo se ha configurado el perfil de persona usuaria de vuestra entidad?
En 2020, la respuesta de Cruz Roja tuvo que adaptarse continuamente, ya que la crisis del coronavirus generaba nuevos retos a cada momento. En un principio, antes incluso de que se declarara la pandemia, en Cruz Roja ya empezamos a sensibilizar en materia de prevención para reducir los contagios. Con el Estado de Alarma no nos detuvimos. No se paró por completo la actividad, aunque nuestro día a día sí cambió: no podíamos abandonar a las personas que ya sufrían exclusión antes de la pandemia y que sufrieron más que nadie el golpe de la crisis; y a la vez, recibíamos peticiones de ayuda de muchas otras personas que nunca habían tenido que recurrir a Cruz Roja y que se vieron vulnerables por primera vez. Esa respuesta no solo fue asistencial y económica; también tuvimos que dar apoyo psicosocial y emocional, y acompañamos a quienes durante el confinamiento vieron agravada su soledad y aislamiento, como las personas mayores.
¿Cómo ha impactado la guerra de Ucrania en el trabajo que hace Cruz Roja en Andalucía?
Andalucía ha sido siempre tierra de acogida, y en Cruz Roja llevamos décadas atendiendo a cientos de miles de personas que huyen de su país porque su vida está en peligro o son perseguidas. Cada año, acogemos, atendemos y damos atención humanitaria a miles de personas que cruzan el Mediterráneo en una situación de extrema vulnerabilidad. Evidentemente, ahora debemos reforzar nuestros recursos para poder seguir dando esa misma respuesta a quienes llegan de Ucrania, dentro de la red de protección internacional a la que Cruz Roja pertenece.
¿Qué aporta la acción de voluntariado a las personas que la ejercen?
El voluntariado forma parte de nuestra esencia. Es también uno de los siete Principios Fundamentales a los que hacía referencia al principio. Como voluntaria de Cruz Roja puedo decir, por ejemplo, que la satisfacción es enorme. Pero va más allá de esa posible satisfacción personal de sentirte útil o de ayudar: las personas voluntarias desarrollamos nuestra humanidad, aprendemos y conocemos nuevas realidades que nos hacen abrir nuestra mente y crecer como personas. Y además, sabes que estás cambiando esa realidad, para que mejore (como dice nuestro lema) para hacer que todos y todas seamos mejores.
Nuestra presidenta, Pepa Romero, recibió el Premio CREA+2019 a la Trayectoria Social en una emocionante gala. ¿Por qué otros perfiles como el de Pepa destaca Andalucía en acción social?
Los Premios CREA+ nacieron precisamente para destacar y agradecer esa solidaridad de la que hablábamos en Andalucía, que tiene figuras, acciones y personas dignas de ser reconocidas. Además, la categoría de Trayectoria Social en la que fue premiada Pepa Romero tiene un carácter muy especial, porque reconoce sino toda una vida o un camino recorrido de compromiso social. En esa misma categoría han sido premiadas también figuras como Manuel Borrero, Miguel Zea Gandolfo, Yolanda María de la Fuente Robles, que junto a Pepa, son personas de las que nos podemos sentir muy orgullosas en Andalucía. Y debemos seguir fomentando que ese tipo de personas puedan desarrollarse y puedan seguir dando lo mejor de sí mismas.
¿Cómo es el día a día de una entidad como la vuestra que alcanza a tantas personas?
Cruz Roja es una de las mayores organizaciones sociales en Andalucía, y manejamos grandes cifras de socios y de personas atendidas, pero nuestra labor está en la cercanía y en lo local: en más de 260 localidades de nuestra comunidad donde tenemos actividad; en las grandes, pero también y sobre todo en pequeños pueblos, donde muchas veces solo llega nuestro voluntariado. Ahí es donde radica la importancia de nuestro trabajo: en la cercanía del voluntariado. Ese día a día se traduce en gestos sencillos, muchas veces silenciosos, como acompañar a una persona que necesita ir al médico y no tiene quien vaya con ella; o dedica un rato a hablar con alguien que sufre soledad; o escucha a quien vive en la calle y no solo tiene falta de una manta, sino también de quien esté a su lado. O en la orientación y formación de quien está en desempleo, y recurre a Cruz Roja para mejorar su búsqueda de trabajo. Es difícil de hablar de una sola manera de vivir el día a día, porque son muchos los proyectos y las áreas en las que intervenimos: desde la atención social, a la salud, la educación, los socorros y emergencias, el acceso al empleo y cada vez con más fuerza el área de medio ambiente. Así que hay miles de maneras de vivir ese día a día en nuestras sedes y fuera de ellas, a pie de calle, a donde nuestros voluntarios y voluntarias se acercan a conocer y cambiar esas realidades.
¿Cuáles son los principales retos sociales para los próximos años en Andalucía?
En Cruz Roja estamos totalmente alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible que marcan la Agenda hasta 2030, y que señalan cuáles son los principales retos para los próximos años. Estos objetivos, aunque son globales, tienen su reflejo en nuestro entorno y en nuestras comunidades: por ejemplo, seguimos trabajando por acabar con las situaciones de pobreza que sufren miles de familias, y que las últimas crisis han agravado; también tenemos por delante el importante reto de la igualdad de género, para no dar pasos atrás en los logros alcanzados y seguir avanzando hacia una sociedad totalmente equitativa. La mejora del empleo, en una comunidad como Andalucía tan castigada por la precariedad laboral y el paro sigue siendo fundamental. Y el respeto del medio ambiente y la acción por el clima, como decía antes, se ha convertido para nosotros en una prioridad. Y por supuesto, el objetivo de la Paz frente a la violencia, que si bien puede trascender nuestras fronteras, no debemos verlo como algo ajeno que ocurre lejos; de hecho, en Andalucía recibimos a miles de personas que son víctimas de conflictos y de violencia. Por eso, tenemos que seguir defendiendo la Paz como uno de los objetivos más importantes para conseguir un mundo mejor.