Entrevista realizada dentro de la sección ‘Experiencias en primera persona’, donde damos voz a las personas que forman parte de la Asociación, concretamente en el grupo de Autogestores. La participación activa de nuestras personas usuarias y su capacidad de elección queda patente a través de los testimonios que, como Jesús, observamos en estas publicaciones.

Jesús Fernández de la Torre es trianero de pura cepa y lleva más de 30 años en Paz y Bien, siendo su primer año el 1986. Entró siendo un chaval y ha hecho su vida en la entidad. Actualmente es subdelegado del taller de mayor autonomía, el número 5, del Centro Ocupacional Paz y Bien en Santiponce, Sevilla, donde ha aprendido a realizar todos los tipos de tareas. Para él, su actividad ocupacional lo es todo, por eso cuando asegura haberlo echado mucho de menos cuando el centro estuvo cerrado con motivo de la COVID-19. Como autogestor lleva más de 15 años, siendo igualmente participante del grupo original en Santiponce.

¿Qué tareas realizas en tu centro?

Ahora estamos liados con ‘Pupitas’. Lo hago todo, paletizar, grapar… lo hago todo. Lo voy haciendo conforme me piden, si corre más prisa unos que otros.

Cómo autogestor, ¿qué es lo que más te gusta hacer?

Uf, no sabría decirte porque he hecho muchas cosas. He ayudado a mis compañeros y a mí mismo, a ser mejor persona.

¿Qué estáis trabajando ahora en el grupo?

Ahora estamos con Juanma, ¡qué puntos tiene! Nos lía y yo le digo, “no me líes” –bromea. Estamos viendo el tema del teléfono, para aprender a no cogerlo cuando es una estafa. Me lo explican todo. También temas del banco. Ahora han quitado las cajas y todo es mecanizado. Yo lo veo por internet y eso es nuevo para mí. Yo siempre he ido al banco de manera autónoma y no he tenido problema. Ahora tengo que pedir cita previa con mi gestora y ella me apoya. Es una garantía para el que maneja dinero. Quiero aprender la clave del cajero para ser yo quien lo maneje. Otro tema interesante es saber identificar si nos están intentando engañar por el móvil con timos o estafas.

¿Cómo viviste el confinamiento?

Agobiado, todo el día en casa. Sin hacer nada tantos días. Tenía muchas ganas de volver. A mí no me puede faltar esto. Tengo un Scalextric y un tren que yo arreglo y con eso me distraía. Le pego cositas. Un sobrino estuvo algo fastidiado y se pasaron momentos más difíciles, sin embargo, todo se pudo superar.

¿Cuáles son tus aficiones?

Me gusta mucho la Semana Santa. Soy hermano de la Macarena desde hace 50 años. Mi hermano también. Además de la Hermandad de San Gonzalo, donde salgo de nazareno con una sobrina de mi cuñado.

¿Hay algo que te quede por hacer? ¿Algo que te haga especialmente ilusión?

Quizás algo más en el plano laboral, ya que en una ocasión estuvieron a punto de contratarme, y aunque era poco tiempo me hacía ilusión. Quizás en algún momento retomar algo así me gustaría muchísimo.

Durante todos estos años que llevas en Paz y Bien, ¿cómo ha ido cambiando el centro? ¿Cómo era cuando llegaste y qué tiene de distinto ahora?

Siempre he estado aquí en Santiponce todos estos años, y se echa de menos la lejía y aquellos comienzos. Ahora el centro en general ha cambiado, primero por los talleres que están en las caracolas hasta pasando por tantos compañeros distintos y monitoras. El grupo de autogestores ha pasado de tener 4 o 5 miembros a los más de 20 que somos ahora.

¿Ser autogestor te ha servido en tu día a día, en tu barrio, para hacerte comprender mejor y para entender mejor las cosas?

Sirve de mucho, sobre todo lo noto cuando los vecinos del barrio te miran haciendo algo solo y te admiran a su forma. En la sociedad en general hay muchas cosas complejas y que nos cuesta trabajo entender, pero con grupos como autogestores en el que se ven temas tan variados, te permite comprenderlo de otra forma o saber cómo funciona desde un banco, una señal de tráfico o saber interpretar un peligro. El grupo de autogestores es fundamental para todos nosotros.